Yo no soy machista ¿o sí?

by | Aug 27, 2020 | A mis treintaytantos | 1 comment

“Ay güey.” “Wow.” “¿Esto sigue sucediendo en el 2020?” fueron algunos pensamientos que pasaron por mi mente, entre otros no tan cordiales, cuando vi un video en vivo que Mariana Rodríguez, influencer regiomontana y su esposo Samuel García, político y abogado, publicaron en Instagram.  Por si no lo vieron, el resumen es que mientras se acompañaban a cenar cibernéticamente y estando ellos separados en su casa (por temas de COVID), él le ordena a ella que baje su pierna varias veces “Estas enseñando mucha pierna” le dice con un tono hostil, “Baja la pierna”, “Me casé contigo pa’ mí, no pa’ que andes enseñando”.

Cuando lo vi pensé: La cara de ella lo dice todo, se ve sorprendida y al mismo tiempo asustada y culpable. Finalmente, bajo su pierna con clara resignación. Entiendo que un esposo quiera “proteger” la intimidad de su pareja, pero al ver esa escena, al verlo actuando como si ella fuese de su propiedad, al ver a un hombre hablarle así a una mujer, sentí disgusto e indignación; hay una gran diferencia entre posesión y protección.

Ese día me di cuenta de que en las redes sociales ese video había causado revuelo entre muchas otras mujeres y decidí publicar en mis Insta stories un repost de una foto de ese video con una encuesta preguntando: ¿Machismo?  Mi comunidad podía entonces escoger una de estas respuestas:

-Sin duda (44% )

-La cara de ella lo dice todo  (32%)

-Está cuidando a su esposa (15%)

-Es normal en Monterrey (9%)

El post generó largas conversaciones, recibí diversos puntos de vista por mensaje directo, algunos cuestionando el mío. Dialogamos, no solamente sobre aquel video, sino de la actitud en general, para algunas sin duda machista de hombres cercanos a ellas, pero me di cuenta de que, para otras, el comportamiento pasa completamente desapercibido.

Esa misma noche, leí un tuit que decía: “Todas hemos sido la Mariana Rodríguez de un Samuel García”, y  mi reacción inmediata fue: “Por supuesto que no”. Pero confieso que después de dar un largo paseo por memory lane confirmé que la mujer que escribió el tuit tenía razón. Todas las mexicanas somos víctimas del micromachismo. Como sociedad tenemos el machismo en el ADN, pero de alguna manera me había sentido al margen de estas actitudes. Me di cuenta de que no estoy al margen, que no solo somos víctimas las mujeres, sino que somos corresponsables de estos comportamientos, de forma permisiva, los cuales indudablemente tienen que cambiar.

Hemos visto y escuchado estos abusos desde que nacimos, por esto NO LOS RECONOCEMOS; sin embargo, nos perjudican de forma silenciosa. El machismo es una actitud de prepotencia, de sentirse más poderosos que otros; el micromachismo, como lo describe el psicoterapeuta experto en  las problemáticas de la condición masculina,  es la parte invisible de la violencia, las formas en las que nos van desacreditando, desvalorizando y eliminan nuestra capacidad de creer en nosotras mismas. Lo que más me ha impactado, incluso en mí misma, es que desconocemos por completo la existencia de esta violencia que empieza con frases como: “Mujer al volante peligro constante”, “Déjala, está en sus días”,  o mencionar que una a una mujer le ofrecieron un mejor puesto en su trabajo porque seguramente anda con el jefe.  ¿Cuántas veces no hemos escuchado esto entre broma y broma?

Pensamos que el machismo se balancea cuando hay detalles positivos con nosotras, “Es que mira cómo me cuida, lo detallista que es…por eso no quiere que salga con mis amigas sola” o “Es muy trabajador y le dedica todo a su familia”. Justificamos el machismo porque creemos que balancea las otras actitudes y es importante identificar que una cosa no cancela a la otra. Estamos confundidas si pensamos que si decimos que alguien tiene modos machistas se cancela todo lo bueno que hace por su familia o por la sociedad. ¡Con esto aguas! No vivamos ciegamente. Vamos a darnos la oportunidad de observar con claridad y reconocer que, a pesar de que amamos a un hombre o lo admiramos, él puede ser machista con nosotras o con nuestros hijos.

“Yo creo que lo que estuvo mal fue el tono de voz”, me dijeron muchas personas, justificando al Senador por su machísimo rampante. “Es que así hablamos en el norte del país” me escribían. Concluí que genuinamente hay quienes creen que no fue machismo, que solo fue su tono de voz, acentuación o una manera de hablar. Habrá que darse cuenta de que debajo de ese “tono” está la imposición de control, de superioridad, de poderío. Habrá que ver que ese tono es prepotencia y dominio, ¿porque lo justificamos?

Según el antropólogo Albert Mehrabian, del 100% de cualquier comunicación, el 7% del significado se debe a las palabras, el 38% lo aportan los elementos vocales (entonación, resonancia y tono), y el 55% el lenguaje corporal (gestos y posturas). Esto es la capacidad humana de modular nuestra voz inconscientemente, de forma que proporcione un canal adicional de expresión que puede ser comprendido por otras personas. Para mí, este canal adicional expresó mucho en el video que originó mis ganas de escribir este post, expresó que sí es machismo.

¿Puede ser que hayamos crecido en lo colectivo con nociones tóxicas de lo que es el amor y hoy las buscamos y aceptamos inconscientemente? ¿Será posible que creamos que si nos celan es una muestra de que nos quieren, o que, si controlan mis salidas, mi ropa o mi dinero, entonces me siento valorada?

El micromachismo también es violencia. No tiene que atentar contra nuestra vida o causarnos daño físico para ser violencia. Mientras no aceptemos esto no le daremos la importancia que debe de tener en nuestra sociedad y seguiremos normalizándolo. Marisa Fournier, Socióloga que se dedica a temas de economía social, feminismo y derechos de género describe el micromachismo como algo que encontramos en las telas más sensibles del ser y del sentir. Ella propone que para generar relaciones más igualitarias lo que tenemos que hacer es cuestionar las normas impuestas y la forma microscópica de construcción y ejercicio del poder.

El machismo es un sistema y todos somos parte del problema. Se mueve en espacios públicos y a puerta cerrada; Nuevo León tiene una de las tasas más altas de feminicidios en México, y es causado en gran parte porque los hombres se sienten dueños de sus novias o esposas. Yo no quiero hombres machos. ¿Qué podemos hacer para no criarlos y no propiciar estos comportamientos? Preguntémonos ¿qué hacemos o qué aceptamos todos los días que perpetúa la desigualdad? Las mujeres queremos ser libres de discriminación, de violencia, que se respeten nuestros derechos y que haya equidad de género.  

Para mí, estos días de cuarentena y convivencia intensa han sido importantísimos para abrir los ojos y estar mucho más alerta del machismo oculto en la crianza de mis hijos y en mi relación con el Hubby. Pensaba que estabamos educando hombres feministas, insistiéndoles que entre las mujeres y hombres debe haber igualdad, mismos derechos, que podemos tener los mismos trabajos y hacer los mismos deportes, celebrando las diferencias que hay entre nosotros. Creímos que, al hacerlos partícipes de los quehaceres del hogar, al darles el ejemplo de que mamá y papá aportamos por igual, estamos criando hombres que no serán machistas. Me doy cuenta de que no es suficiente, ellos también tienen que ver a su papá en plena consciencia de su vocabulario y sus actos, corrigiendo su comportamiento cuando amerite y reconociendo inmediatamente micromachismo oculto para que, poco a poco, rompamos por completo con esas actitudes.

Me comprometo a confrontarlo, aunque me incomode a mí, a él, y a todos los que estén ahí en el momento en que ocurra ese machismo. Se tiene que empezar por algo y se tiene que empezar ya, para lograr los cambios tenemos que entrarle todos.

Sí, estamos en el 2020, pero el tiempo no elimina mágicamente los comportamientos tóxicos que venimos acarreando colectivamente; la única manera de modificarlos es con acciones congruentes, encauzadas a la formación de la sociedad que queremos vivir nosotros y dejarles a nuestros hijos. Si no hacemos que las cosas cambien solo persisten. Te invito a comprometerte también a ser parte de la solución y ya no más de este problema, ¿Con qué puedes empezar hoy?

—–

Más sobre el machismo:

Te invito a escuchar una conversación que Luzda Sin Filtro y yo tuvimos al respecto del machismo oculto y de cómo lo hemos vivido nosotras. Es una platica que tuvimos para sus martes de cotorreo en Instagram Live y que después se convirtió en un episodio de su podcast.

Escúchalo Aquí: https://open.spotify.com/episode/1Klh4fORgFUvIXPatLVqaI?si=B8H3Re70Tt-WCNLdu5iLnw

Audio y Video Aquí:

https://www.instagram.com/tv/CEDgYjxDs5y/?igshid=iqvlwufw2xaz

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