Esta Navidad discutía con mi cuñado de cómo la religión ha cambiado en las últimas décadas y cómo la visualizamos en el futuro. Con distintos puntos de vista en el cómo y cuándo cambiaran las cosas, sí coincidimos en que a nuestros hijos les esta tocando y tocará vivir un mundo muy diferente al que nuestras familias vivieron en cuanto a la religión, sus prácticas y su liderazgo. Y de eso quise escribir hoy, del impacto que tiene lo que dice y comparte el líder de la Iglesia Católica en la sociedad.
Al vivir ferviente mi religión de pequeña, el catolicismo fue significativo en mi infancia y juventud. El Papa era El PAPA, el más puro e iluminado ser humano que yo podía conocer. Por eso, cuando estuve a unos cuantos metros de distancia del Papa Juan Pablo II, en su casa de verano en Castel Gandolfo, fui la más feliz. Incluso mis amigas y yo planeamos a los 18 años el viaje de backpacking por Europa en torno a ir a una de sus audiencias.
Hace unos días, en su primera audiencia papal del 2022, el Papa Francisco me sacó mucho de onda al hablar de la paternidad y a lo que él llamó el egoísmo de quienes deciden no ser padres, ya sea biológicamente o por adopción. Sobre todo, porque yo creía que él era el Papa cool, el que venía a hacer cambios de fondo en este arraigado sistema del catolicismo que para mí es obsoleto. El dijo: “Hoy vemos una forma de egoísmo. Vemos que algunos no quieren tener hijos. A veces tienen uno y ya, pero en cambio tienen perros y gatos que ocupan ese lugar.” Aquí puedes ver el video de la catequesis, del min. 19-25) Finalizó pidiendo “sanar el egoísmo de quien se cierra a la vida para que abra el corazón al amor”.
Me recordó mucho a una plática que tuve en 2016 con una querida amiga. Me decía que le desconcertaba como había gente que tenia perros en lugar de hijos, y que los trataban como si fueron sus bebes de verdad. Ella ya tenía 3 hijos y yo 2, así que ya conociendo de primera mano la friega, retos y la gran responsabilidad que era ser mamá de otro ser viviente (no canino) le comenté: “Que bueno, que tengan perros, muchos. Que no tenga hijos quien no quiera tener hijos.”
Me hace cuestionarme ¿Por qué creemos que una persona que quiere vivir su vida sin procrear o adoptar un hijo es egoísta? Por qué no mejor aceptar que cada ser humano es diferente y que si decidimos tener hijos, debemos de hacerlo sin presión, de nada ni nadie. Y que si preferimos tener perros o gatos, también esta bien.
Cuando alguien tiene millones de fieles seguidores escuchándolo hace que su opinión sea muy valiosa. No hay sermón del Papa que no se analice a detalle y muchas veces se saque de contexto por la prensa. Por eso, decidí ver el video de la audiencia (y no solo leer lo que había dicho para asegurarme que no se hubiera distorsionado) después de verlo y escuchar cuando dijo que “renegar la maternidad o paternidad, nos disminuye y nos quita humanidad” me dejó con el ojo cuadrado. Entiendo que con sus palabras busca promover la adopción e incitar a las instituciones a que hagan el proceso más fácil para padres que deseen adoptar, pero esa es la palabra clave, que DESEEN ser padres. Habló también de que “la paternidad y la maternidad es la plenitud de la vida de una persona” y estoy en desacuerdo.
No puedo negar que sentí feo por mis queridos amigos que se están cuestionando con la delicadeza que merece ser padres o no. Me desagradó porque no considero egoístas a mis primos y conocidos que no quieren tener hijos, pero sobre todo sentí miedo por los jóvenes o niños que escuchen esto y de verdad piensen que la plenitud se alcanza al tener hijos, porque híjole, ¿qué les vamos a decir cuando se den cuenta de que no era cierto, y que la plenitud no te la dan tus hijos, te la das tú. La plenitud se alcanza individualmente, con o sin hijos.
Hablar de egoísmo por no ser papá o mamá me revuelve el estómago porque conozco a tantos padres y madres egoístas. Sí, alimentan a sus hijos, sí, los llevan al colegio, ¿y luego? Nunca los ven, no les otorgan su apreciable tiempo después de trabajar porque están con alguno de sus múltiples hobbies. O peor aun, los que se hacen como que sí están, pero eso y la carabina de Ambrosio es lo mismo ¿Ellos entonces no son egoístas porque sí decidieron tener hijos?
Empezar el año apuntando el dedo a las personas y parejas que deciden no tener hijos me pareció fatal. Egoísta no es no tener hijos, egoísta es tenerlos por razones equivocadas, por querer tener mini me, o porque así lo dicta la sociedad y tu tienes que hacerlo para complacer o “quedar bien”, o peor aún, para cumplir con las exigencias de tu religión. Para mi, esto es ser una madre o un padre egoísta, porque así quedas bien con todos, menos con quien más lo necesitaría, tu hij@. Egoísmo, pienso, es tenerlos solo para que te cuiden cuando estés mayor y entregarles toda esa responsabilidad, como decía el Papa Francisco que así debía de ser.
Generalizar nunca ha sido uno de mis pasatiempos, ejerzo el entendimiento de que cada historia es el resultado de una circunstancia, que cada decisión en el presente tiene repercusiones en el futuro y que tener el peso de informar y encaminar a millones de católicos en el mundo no es trabajo fácil. El Papa Francisco ya no me cae tan bien, pero seguirá siendo parte de un ritual nocturno en mi casa, pues justo hace unos meses les enseñé la oración de los 5 dedos a mis hijos (que alguna vez compartió el Papa) y me gusta repasarla con ellos en las noches. Aquí les dejo la imagen por si la quieren ver y aplicar. (La verdad le hice unas modificaciones en el dedo pulgar y el meñique que me gustaban más) A fin de cuentas eso es lo que he hecho con la religión con la que crecí, aunque ya no la practico, tomo lo bueno que tengo impregnado dentro de mi y transpiro lo que ya no me sirve.