Platicaba con una amiga…de esas que conoces en un trabajo y es el comienzo de una gran amistad.
Ella es emprendedora y muy chambeadora. En el 2020 se va a casar con su pareja de varios años y hace poco me dijo algo que no pude sacarme de la cabeza por días:
”Yo espero que eso no me pase, me da miedo perderme a mí misma cuando tenga hijos”.
No me identifiqué con ella, yo nunca pensé en eso antes de embarazarme, quizá porque compartir mi vida con alguien y tener hijos siempre me había ilusionado, al igual que trabajar, escribir, contar historias y aportar a mi entorno en los temas que me interesan. Para mí, todas son piezas importantes del pastel que es mi vida. Ese cuento de perder a la mujer que eras al tener hijos no es el que yo leí cuando nacieron los míos. Yo nunca sentí que la perdí.
Por eso hoy, que estas ideas brotaron de mi corazón, las comparto por aquí.
Para ella y todas las futuras mamás o recientes mamás.
Yo sé que no me hiciste una pregunta, pero hoy me nace darte mi respuesta. Una respuesta a ese miedo de perderte a ti misma al ser responsable de otro ser humano.
Si está en tu naturaleza tener un hijo vas a darte cuenta de manera casi instantánea, al ver la cara de tu bebe, de que es el trabajo más importante que vas a tener. De que amarlo y formarlo es el labor más difícil y menos agradecido que existe y que de todas maneras lo harás con muchísimo gusto y sin esperar nada a cambio.
Ser madre es ser parte del club dedicado en cuerpo y alma a labrar un mejor futuro no solo para una persona, sino de una sociedad, de un país y del mundo.
Si en el camino te pierdes a ti misma no es que te has perdido en el vacío, es que has encontrado un propósito más allá de ti. Y eso amiga, es encontrarte, no perderte.
Eso es saber que lo que hagas o dejes de hacer tiene relevancia y repercusiones de fondo y para siempre, más allá de una negociación mal hecha o la pérdida de un cliente.
El ser madre te regenera desde adentro. No solo físicamente sino mentalmente. No solo emocionalmente sino espiritualmente. Ser madre te empodera al mismo tiempo que te causa vulnerabilidad crónica.
Ser mamá no es perderte como mujer, es encontrarte con el ser humano que eres y la feminidad que ya es parte de ti.
Si deseas ser madre y te da miedo perderte al serlo, créeme que lo vas a hacer. Pero no en un abismo, sino en el hoy y en el mañana. En lo relevante. En lo esencial.
Y si de pérdidas y ganancias se trata, déjame confesarte que cuando tienes un hijo sí pierdes las ganas de ser mediocre y ganas empatía y sensibilidad.
Para las mujeres que analizan la maternidad como una decisión de negocios, les recuerdo que ser mamá no es una buena inversión , no es cuantificable, medible y no hay un ROI a corto plazo, pero si está en tu esencia ser madre, te hará florecer y crecer. Alzarás las alas que ya tienes y volarás a tu potencial más alto, personal y profesionalmente. Obtendrás una mayor consciencia de que en tu ejemplo radica una ganancia a largo plazo de esos años invertidos en memorizarte canciones de cuna, cambiar pañales, lastimarte la espalda por enseñar a caminar, y un millón de cosas más como dejar de dormir igual por siempre.
Feliz Día de las Madres