Es cultural entender que debemos respetar los señalamientos de trafico en las avenidas. Que lo correcto es esperar y hacer las filas en la calle, en las tiendas, en los parques de diversiones. A los mexicanos no nos gusta hacer filas… creemos que no las merecemos… que “el que agandalla no batalla”.
Es cultural acostumbrar a nuestros hijos a cooperar en actividades y tareas dentro de la casa… no dejar que crean que les van a hacer todo desde que se levantan hasta que se duermen.
Es cultural no tirar basura en donde no se debe… ni que decir de reciclar.. (entender que sí hay materiales que tienen una segunda vida si la acomodamos en el contenedor apropiado). También claro, es cuestión de educación y convicción, pero me ha sorprendido comprobar que para algunas culturas nos cuesta más comprender que no debemos tomar nada que no sea nuestro; ya sea unos lentes o un termo olvidados en un lugar público donde parece que nadie los va a reclamar nunca.
Es cultural la creencia de que las cosas se hacen bien a la primera o no se hacen.
Hoy vivo en una cultura que respeta al peatón y se forma en las filas, incentiva a delegar tareas en casa, promueve y ejecuta el reciclaje, se esfuerza por hacer un trabajo bien hecho y en equipo… ¿por qué si vivo en un país así… todavía añoro algunos días la informalidad o el zafarme de una multa por mi “cara bonita”?
No lo se, creo que es parte de mi periodo de adaptación, de entender de una vez por todas que lo que hago (o dejo de hacer) desde mi hogar, con mis vecinos, en la calle, trabajo, colegio tiene un impacto importante y consecuencias tangibles en la sociedad; que no hay impunidad (a niveles descarados), que las reglas se respetan para tener una mejor comunidad. Al ser una cultura integrada por tantas ideologías y diversidad, la mejor manera de vivir tranquilos es respetando las costumbres ajenas con orden y tolerancia.
A pesar de ser tan mexicana como el chipotle y el tequila, estas costumbres sí quiero adoptar del país que hoy llamo casa.